PARTE II
El día 7 lo pasamos íntegro en Villa Ángela y el 8 a las seis
de la mañana arrancamos nuevamente nuestro viaje, no sin antes
haber estudiado el mapa para ver cuál sería el camino. Los viajes
que realizamos con el aeromodelismo nos permitieron conocer casi
toda la Argentina, pero aún nos faltaban seis provincias, entre
ellas Formosa, Misiones, Corrientes, Entre Ríos y luego al sur
Santa Cruz y Tierra del Fuego. Entonces, estando en Chaco, ¿Cómo
no íbamos a acercarnos a Formosa para marcar nuestro mapa? Hacia
allá salimos. Arrancamos para La Clotilde, La Tigra, allí todavía
quedaba algodón recién cosechado, así que bajamos a la banquina a
juntar plantitas de Algodón para nuestros amigos mendocinos.
Pasamos por Roque Saenz Peña, Machagai, Presidencia de La Plaza,
Lapachito, Puerto Tirol… ahora si era un camino totalmente nuevo
así que todo íbamos observando y tomando fotos y videos. Al
mediodía estábamos entrando a los primeros pueblos de la provincia
de Formosa, muy humildes por cierto. Seguramente en algún próximo
viaje profundizaremos nuestro recorrido por esta provincia, pero
ya la podíamos marcar como conocida. De Formosa regresamos a Chaco
para cruzar el puente que une esa provincia con la provincia de
Corrientes, Puente General Manuel Belgrano de 1700 mts de largo
que cruzamos a paso de hombre dada la increíble cantidad de
tránsito que circulaba a la hora que lo cruzamos.


A lo lejos se observaban ya los inmensos edificios de la
bulliciosa Corrientes y como a nosotros no nos gustan las grandes
ciudades, estábamos como apurados en volver a tomar ruta y campos…
sabíamos que Ruta 12 era la que debíamos tomar para continuar
nuestro viaje, así que cuando creimos encontrarla, la tomamos y
respiramos… salimos entonces por la 12, pasamos carteles que
decían Itatí, Paso de la Patria, un pueblo llamado Sombrero y
llegamos a Empedrado, donde decidimos descansar y hacer noche. Un
hermoso pueblo, con playa a orillas del Paraná, con la
inconfundible tranquilidad de los pueblos que han crecido pero no
han perdió la esencia de pueblos. Casa antiguas, pequeñas, gente
amable y cordial… en fín, un pequeño paraíso… Así que allí
descansamos…
Al otro día (09-09) nos levantamos tempranito, desayunamos,
compramos algunas facturitas para el mate y 8:23 salimos de
Empedrado. Pusimos en el GPS Posadas y entramos a avanzar… al poco
rato dice Horacio: -esa combi estacionada ahí la vi ayer… -ese
cartel ayer lo vi…me parece que vamos mal… Justo pasaba una pareja
caminando a la orilla de la ruta y –obviamente- preguntamos:
-Vamos bien para Posadas? –Sí… sigan nomás, la ruta los lleva…
Pero si ya habíamos pasado por ese camino, que estaba pasando?
Tomando el mapa de papel buscamos Empedrado y descubrimos que al
salir del puente, en la rotonda siguiente equivocamos el camino,
en vez de tomar la 12 hacia el norte, la habíamos tomado hacia el
sur yendo a Empedrado, camino que nos encontrábamos revirtiendo
para reencaminarnos por Ruta 12 hacia el norte, rumbo a Posadas…


A medida que avanzábamos en nuestro andar, la vegetación
transformaba el paisaje, era más verde, más intensa, más
abundante, nuestro ojos ávidos de nuevas imágenes contemplaban
absortos cada detalle a ambos lados del camino, lo que no veía
Horacio lo veía yo y viceversa, entonces no nos perdíamos ningún
detalle, la mayoría de las fotos eran sacadas mientras
circulábamos, pero había bellísimos lugares que ameritaban parar y
tratar de tomar la mejor imagen, como La Cruz del Peregrino, que
cruzamos cerca del mediodía, mientras dejábamos atrás Itatí, Paso
de la Patria, Itá Ibaté, para llegar finalmente a Ituzaingó, donde
esa tarde y noche descansaríamos…
Al día siguiente (10-09) otra vez, arriba tempranito y no por
obligación, sino por costumbre, a las 8 de la mañana arrancábamos
de Ituzaingó. Aquí debo recordarles también que ya nuestra
vestimenta había cambiado a pantalones livianos y remeras manga
corta. Así como la vegetación aumentaba, también lo hacia el calor
y la humedad, por ende para nosotros ya era verano. A las 09:13
hicimos nuestro arribo a la ciudad de Posadas, de la que hicimos
un rápido reconocimiento dada su inmensidad y a que como dije
antes nosotros huimos de las grandes ciudades, paramos un rato,
sacamos fotos y decidimos continuar. Allí nomás muy cerquita, en
el peaje, había un puesto de frutillas, así que decidí sacarme las
ganas, compré frutillas y después de lavarlas las fuimos comiendo
en el camino, riquísimas…


Para las 12:45 estábamos ya por San Ignacio y los carteles nos
invitaban a conocer y recorrer las Ruinas. Así que allá fuimos.
Estacionamos, sacamos nuestras entradas y nos dispusimos a conocer
esa histórica maravilla, las Ruinas de San Ignacio Miní, una
misión jesuítica fundada a comienzos del siglo XVII para
evangelizar a los nativos guaraníes. Existía la posibilidad de ir
con visita guiada o solos y optamos por ésta última, dado que
tanto calor y humedad existentes nos afectaban y además había
carteles por todo el recorrido con indicaciones precisas.
Simplemente al entrar ya se percibe el misterio del lugar, el
silencio, el canto de los pájaros, las ruinas muy bien conservadas
y que permiten apreciar que no son tocadas por el hombre. De los
mismos antiquísimos muros se desprenden musgos, helechos y pequeña
vegetación que crece inalterable en las añejas y derruidas
paredes, un lugar altamente recomendable para visitar… De las
Ruinas continuamos viaje pasando por Jardín América, Capioví y
llegamos a Puerto Rico, donde decidimos descansar y hacer noche…
Otro tranquilísimo pueblo que nos invitaba al relax, invitación
que por supuesto aceptamos…

PARTE III
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